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sábado, 4 de agosto de 2012

De la rutina a la relajación y de vuelta


Se acaban las vacaciones y a mí me cuesta tanto empezarlas cómo acabarlas. Me doy cuenta de que cambiar mi rutina me cuesta un montón. Lo que pasa es que me es más difícil más pasar de un periodo extraordinario de relax y tranquilidad a volver a la normalidad, a despertarse temprano y estar encerrada en una oficina por varias horas, con el sentimiento de que estoy desperdiciando mi vida. De todos modos, también me es difícil desconectar y pasar de la frenética vida que tengo normalmente a estar relajada haciendo otras actividades. Ambos cambios me generan estrés.

Lo que más extrañaré de las vacaciones es poder dormir largas horas. Es irónico, ya es que una de las consignas que siempre recomienda la gente positivista cómo Josep Guardiola, el ex entrenador del Futbol Club Barcelona, para aprovechar tu vida, es que te despiertes temprano. Sinceramente yo en lo personal no le veo sentido a madrugar para hacer lo que hago. De todos modos cuando a las siete suena el despertador, me levanto, muchas veces cómo autómata. Porque es lo que toca y necesito comer, pero no por ello siento que mi vida tenga más sentido o que la estoy aprovechando más.

Anoche tomé la última cena de mis vacaciones, la luna estaba casi llena, la brisa era cálida y había un aire de melancolía en el ambiente. Di un paseo por la playa. Me espera volver a casa, volver al trabajo. No tengo nada de ganas, pensé. Mucha gente me ha dicho, “deja tu trabajo” pero no tiene caso. Porque de los trabajos que he tenido este es el mejor. La gente es agradable y me tratan bien, me pagan a tiempo y tengo buena relación con mis jefes. He estado en otros sitios que no ha sido así y lo valoro. Sí, me gustaría hacer algo más creativo q
ue le diera más sentido a mi día a día, me encantaría cantar para vivir, actuar o escribir pero esos trabajos no me han llegado aún, jajajajaja. No sé si algún día me lleguen. 

De momento esto es lo que fluye en mi vida. Es lo que tengo y no lo voy a dejar por algo que sea igual o peor. Al menos tengo este blog para desahogarme.

jueves, 2 de agosto de 2012

Del color del blog

El otro día mi mejor amiga, a la cual llamaré Pim, me comentó que los colores son muy importantes. Me dijo que debería de cambiar los colores de mi blog, ya que el negro le parece deprimente. No creo que el negro sea deprimente, es un color cómo cualquier otro y definitivamente no cambiaré el color del blog.
La razón es la siguiente. Este blog es cómo echar una ojeada a las profundidades de mi mente a la parte que permanece más oscura. Por ello la fotografía del ojo. Cómo si mirara a través de una cerradura. La verdad es que ni yo misma conozco bien las profundidades de mi propia mente y esta es una manera de conocerlas y no sé, quizás a alguien le podría ser útil.
Sí, el negro es el color del luto en nuestra cultura, aunque en otras son otros los colores que se utilizan para demostrar la tristeza cuando alguien muere. A además es un color que me encanta, es elegante y misterioso casi místico. Por eso lo escogí. También lo elegí porque me encanta dibujar sombras y siluetas en blanco y negro. Lo que más me gusta de estos dibujos es que cada quien los puede interpretar como quiera. Pienso que despiertan la imaginación.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Exigencias y juicios

A veces creo que mi búsqueda no tiene sentido. Otras, simplemente pienso que soy vana y que mi búsqueda por “brillar” y encontrar mi lugar en el mundo, es por tener reconocimiento, por hacerme escuchar, ya que no me siento escuchada ni reconocida. Pero me gustaría pensar que mi búsqueda va más allá, que persigue un bien para la humanidad, no únicamente un fin egoísta, como me lo ha hecho creer mucha gente entre las cuales están mis padres.
Creo, que si yo me doy permiso de tener éxito, y sacar a lucir mis talentos en parte estoy ayudando a los demás. Liberándolos de alguna manera. Pero no estoy segura. A veces me siento tan insegura. Me han dicho que pongo demasiadas excusas para no salir adelante, para no sacar todo mi potencial. Pero de verdad que no me doy cuenta de las excusas que pongo. Supongo que ese es mi problema. Aunque le he preguntado a la gente, ¿qué es lo que estoy haciendo mal? y las respuestas han sido. “Que te preocupas demasiado”,” Que te exiges demasiado a ti misma” “Tu eres tu peor juez” “Te juzgas demasiado” “deja de pelearte contigo misma”.
Sí es cierto. ¿Pero de dónde viene esto? ¿De dónde vienen mis exigencias?
Lo primero que me viene a la mente, cuando me hago estas preguntas, es que cuando era pequeña me hicieron algunos test de inteligencia. Irónicamente, porque no me iba muy bien en la escuela y resultó que tengo una inteligencia superior a la media. O tal vez cambiaron el test, jajajaja. No, esa es mi voz insegura. En realidad sí, parece ser, que tengo un coeficiente intelectual alto. O al menos eso dijeron los neurólogos que me hicieron el test. El caso es que cómo me lo creí, cuando era pequeña pensé que sería algo grande, importante. Me hice a la idea de que haría algo por la humanidad. Pero resulta que no he hecho nada y que me siento frustrada. Siento que estoy viendo pasar mi vida y que no consigo nada.
Sí, debería de disfrutarla, pero alucino mi trabajo. Siento que no sirve para nada,  que estoy perdiendo el tiempo. Soy administrativa, pero no lo disfruto. Tal vez esa es mi excusa.  Me siento prisionera y lo peor es que soy prisionera de una idea, de mi misma. Lo que pasa es que es verdad, todo lo que dicen; me peleo conmigo misma, me juzgo y me preocupa demasiado el desperdiciar mi vida. Aunque por mucho que me duela a mí, a la humanidad no le importa si hago algo por ella o no. Pero a mí sí me importa que mi vida tenga sentido. Lo seguiré buscando, porque quiero creer en mí.